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¿Sabes lo poderosas que pueden llegar a ser tus palabras?


La palabra “pero” se emplea para matizar alguna afirmación que hemos realizado o para oponer dos ideas o conceptos. Cuando empleamos esta palabra acabamos, en muchas ocasiones, “saboteándonos”, es decir, poniéndonos dificultades para pasar a la acción. De manera que justificamos, bloqueamos o retrasamos lo que nos hemos propuesto hacer. Un truco es cambiar el “pero” por “y”. Si yo digo “quiero ir a la fiesta, pero me da miedo que nadie me haga caso” seguramente me genera tal sensación de incapacidad que acabe por no ir a la fiesta. Sin embargo, si lo cambio por “quiero ir a la fiesta y me da miedo que nadie me haga caso” estoy aumentando mi sensación de capacidad impulsándome a la acción, a la vez que asumo y acepto el coste que puede haber.

“Tengo” “Debo” Vs “Quiero”

Las palabras tengo y debo son empleadas, normalmente, para hacer alusión a las cosas que “tenemos que hacer”. Por ejemplo, si yo digo “tengo que estudiar para aprobar el examen” o “debo ayudar en casa para que mis padres estén contentos”, es muy probable que tengamos la sensación de obligación, dejándolo para más tarde o haciéndolo a disgusto y sin motivación. Si modificamos estas palabras por “quiero” nuestra perspectiva de la situación cambiará: “quiero estudiar para aprobar el examen” o “quiero ayudar en casa para que mis padres estén contentos”, con este cambio nos hacemos responsables de nuestro comportamiento sin esa connotación de “obligación”. Tenemos una finalidad, un “para qué hacerlo” fundamentado en nuestros valores, lo que nos motivará a actuar. Hemos podido observar la tremenda repercusión que tiene las palabras sobre nosotros, empieza a cambiar la forma en la que te hablas y la perspectiva que tienes sobre tu vida cambiará. Yo soy lo que me cuento que soy y actúo en interpreto mi entorno en función de la historia que decido contarme.

“Pero” Vs “Y”

Cuando reflexionamos sobre el lenguaje, a menudo no somos conscientes de la importancia y el poder que tienen las palabras que usamos sobre nosotros mismos y sobre los que nos rodean. A través del lenguaje nos comunicamos con los demás, podemos intercambiar conocimientos, aprender y expresar nuestros pensamientos y sentimientos.

Desde antes de nacer ya estamos en contacto con el lenguaje, cuando somos pequeños y vamos creciendo, en función de lo que observamos y escuchamos en nuestro contexto, principalmente en el núcleo familiar, vamos creando reglas internas o “normas” que van guiando nuestro comportamiento y las interpretaciones que hacemos de aquello que nos ocurra. Por ejemplo, si tenemos la norma interna de “si alguien te quiere siempre va a estar ahí cuando lo necesites” probablemente si mi pareja un día tarda más en contestar a lo que le escribo por el móvil, termine sintiéndome mal y discutiendo con esa persona.

Cada uno de nosotros tenemos nuestra propia realidad, nuestra historia, nuestro discurso. Ante una misma situación, distintas personas pueden realizar diferentes interpretaciones. Las palabras que empleamos son tremendamente poderosas, llegándose a convertir en nuestra propia experiencia, con ellas describimos los acontecimientos que nos ocurren a lo largo de nuestra vida. Somos lo que nos contamos que somos, de manera que nuestras palabras llegan a influir en nuestra identidad, en cómo nos definimos y en cómo actuamos. Si yo me digo a mí mismo que “soy un inútil” acabaré actuando como tal y, seguramente, deje escapar muchas oportunidades. A su vez, los acontecimientos que tienen lugar en nuestra vida, nuestro contexto, pueden ir moldeando y modificando nuestra historia personal. Por ello, es muy importante abrirse a nuevas experiencias, a las historias particulares de otras personas y nutrirnos de todas ellas. De esta manera se abrirá un abanico de posibilidades ante nosotros, nuevas formas de interpretar y comprender nuestro mundo. Debido al tremendo poder que tienen las palabras que seleccionamos sobre nosotros mismos, hemos de cuidar la manera en la que nos hablamos, elegir palabras con connotaciones más positivas para no ponernos tantas barreras a la hora de caminar hacia la vida que queremos llevar. Para ello, vamos a comenzar intentando contestar a esta pregunta: ¿cuál es el papel que tienen las palabras “pero”, “tengo” o “debo”?, ¿de qué manera pueden influir en mi?. A priori, son palabras que constantemente aparecen en nuestras frases y que podríamos llegar a considerar que no son muy importantes a la hora de guiar nuestras acciones o de definir nuestra identidad. Pues bien, a continuación, vamos a analizarlas más en profundidad y comprobar lo poderosas que pueden llegar a ser y lo que podemos conseguir sustituyendo esas palabras por otras.

El peligro de una sola historia

A continuación, os dejamos un vídeo de la importancia de ir moldeando nuestra” historia personal” a través de la experiencias e interacciones con los demás.


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