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ANSIEDAD

GENERALIZADA

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La presencia de una preocupación constante constituye el elemento fundamental de este cuadro clínico. Se trata de un estado de preocupación general, que puede abarcar una amplia variedad de temas o ámbitos de nuestra vida sin limitarse necesariamente a un área específica. Este estado permanente nos lleva a intentar controlar la ansiedad. Pero al no conseguirlo, lo que se produce es un incremento de la misma, situándonos en una espiral en donde la preocupación parece no llegar nunca a su fin.

 

En este punto resulta importante aclarar que, si bien las preocupaciones, la incertidumbre y los miedos constituyen una parte más de la vida y es normal sentirnos así de vez en cuando, la diferencia con respecto a la ansiedad generalizada es que en ésta, las preocupaciones se convierten en el centro de nuestra vida y se caracterizan por ser excesivas, persistentes e intrusivas, interfiriendo así en nuestro funcionamiento adecuado.

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Pensamientos comunes (frases o imágenes) en este cuadro clínico (dependiendo de la persona, aparecen unas u otras):

“¿Y si, por mi culpa, por no prevenir, nos arruinamos?”
“Si no me preocupo, algo terrible sucederá”.
“Cuando una preocupación se termina empieza otra, no puedo evitarlo”.
“Tengo que estar alerta de forma permanente por cualquier cosa que pueda pasar”.
“Si me relajo, algo malo sucederá”.
“No puedo sentirme feliz, porque si estoy feliz, se va a interrumpir esa felicidad ante cualquier desgracia”.
“Me va a salir fatal” (una entrevista de trabajo, un examen, un plan…). “Me encantaría que mi cabeza parase tan solo un rato”.
“Me da mucho miedo el futuro”.
“No paro de darle vueltas a la cabeza”.

Emociones y sensaciones físicas características de este cuadro clínico (dependiendo de la persona, aparecen unas u otras):

Ansiedad.
Estado de alerta.
Tensión muscular.
Fatiga.
Miedo.
Incertidumbre.
Irascibilidad.
Dolor de cabeza.
Molestias gastrointestinales.
Colon irritable.
Sensación de ahogo.
Nudo en el estómago.
Sequedad de boca.
Bruxismo.
Urticaria.
Culpa.

Conductas características de este cuadro clínico (dependiendo de la persona, aparecen unas u otras):

  • Compruebo de forma constante el estado de los eventos que me preocupan en ese momento, por ejemplo:

  • Si me preocupa que la relación de pareja se acabe, pregunto muy habitualmente: “¿me quieres?”.

  • Si me preocupa estar enfermo, busco ante cualquier síntoma mucha información del tema.

  • Si me preocupa arruinarme, analizo constantemente dónde puedo evitar gastar o cómo puedo hacer para ahorrar más.

  • Si me preocupa suspender, estudio sin parar, incluso cuando ya no me concentro, sigo intentándolo hasta que caigo rendido.

  • Si me preocupa que me critiquen o haber metido la pata, pregunto y averiguo de forma minuciosa lo que el otro ha podido concluir…

  • Hablo mucho y de forma acelerada.

  • Me muevo constantentemente (no puedo quedarme quieto…).

  • Hago varias cosas a la vez, con grandes dificultades para centrarme sólo en una.

  • Hago, generalmente, las cosas deprisa, aunque tenga tiempo para hacerlas.

  • Intento pensar (racionalmente) para resolver una emoción. Pienso para no sentir.

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