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(Presencial u online) 55 min

Primero realizamos una evaluación para posteriormente hacerte un tratamiento individualizado, pero desde el primer día te irás a casa con herramientas para comenzar a llevar la vida que quieres.

Desde el enfoque ACT (ver más), tratamos personas, no casos. Por ello, cada terapia es diferente y totalmente personalizada. Nos importas tú, queremos entender tu situación y necesidades particulares, con el objetivo de poder ofrecerte la mejor atención posible.

Resolvemos tus dudas

con gusto

¿CUÁL ES NUESTRO MODELO

DE TERAPIA?

Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), ¿en qué consiste?

El enfoque que guía nuestro trabajo terapéutico viene definido por ACT, por sus siglas en inglés (Acceptance and Commitment Therapy). Esta terapia aparece como uno de los desarrollos más recientes de la terapia cognitivo-conductual en psicología, incluyéndose en la denominada “tercera generación de terapias conductuales” por su autor principal, Steven Hayes (Barraca, 2006).

 

¿Cuál es su Objetivo?

El objetivo de ACT es ayudarnos a desarrollar y mantener una trayectoria vital significativa elegida y valorada por nosotros mismos; a identificar y comprometernos con los propios valores, y a hacerlo aceptando el sufrimiento inherente a la vida.

 

Esto es así porque, independientemente del camino elegido, es inevitable que haya sufrimiento y tendremos que aceptarlo para poder avanzar. Sin embargo, esta aceptación no debe entenderse como una mera resignación, sino como un cambio de enfoque en la forma de vivir nuestra vida: Centrándonos en lo que es realmente importante para nosotros y abandonando los intentos de deshacernos de las sensaciones, emociones y pensamientos desagradables o aversivos que nos invaden, ya que esa actitud de lucha no hace más que paralizar nuestras vidas y alejarnos de esa dirección que hemos elegido para alcanzar nuestros valores.

HEXAFLEX COMO REFENCIA DE

CALIDAD DE VIDA DISMINUIDA

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Orientación al futuro

o al pasado

Desde este lugar de mayor rigidez a la hora de entender y vivir nuestra vida, es común que el contacto con el presente se desvanezca o exista en muy pocas ocasiones, pues asumimos sin darnos cuenta el futuro y el pasado como conceptos rígidos e inmodificables, y dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo a anticipar o recordar eventos, sin centrar nuestra atención en el momento en el que estamos.

Falta de claridad

en valores

En ocasiones, no tenemos bien identificados nuestros valores, porque a lo largo de nuestra historia y, por las circunstancias que sea, no nos hemos detenido a preguntarnos, a sentir y/o a pensar en lo que es realmente importante para nosotros, lo cual dificulta la elección de un camino claro que guíe nuestras acciones y que dé sentido a nuestra vida.

Falta de acción comprometida con los valores, impulsividad o persistencia de la evitación

Otras veces, aunque sí tengamos esos valores definidos, no hemos aprendido a llevar a cabo acciones comprometidas con los mismos y dejamos que sean los obstáculos que aparecen en nuestro camino los que tomen el control sobre nuestra vida, llevándonos a actuar de formas que solo consiguen alejarnos de lo que realmente queremos.

"Yo" como contenido

En este proceso que nos lleva a comprendernos a nosotros mismos de una forma más rígida, lo que ocurre es que asumimos que toda nuestra identidad y el valor que le damos a la misma es equivalente a las conceptualizaciones verbales que utilizamos para describirnos. En este sentido, decir cosas como: “yo soy incapaz de conseguir lo que quiero” o “yo soy un desastre”, nos coloca en una posición desde la que resulta difícil tomar distancia de estas sentencias verbales y entender que solo son palabras que describen características o estados transitorios, pero que realmente nuestra verdadera esencia va mucho más allá de lo que decimos ser.

Fusión cognitiva

Este proceso hace referencia al comportamiento guiado o determinado fundamentalmente por reglas verbales y no tanto por la experiencia directa del aquí y el ahora. Así, asumimos que nuestros pensamientos, ideas o recuerdos son “verdades absolutas” e incuestionables y, con ello, lo único que conseguimos es alejarnos de la posibilidad de vivir plenamente el momento presente.

Evitación experiencial

Se trata de un patrón inflexible de funcionamiento que nos lleva a rechazar la posibilidad de entrar en contacto con eventos privados que resultan dolorosos o aversivos (pensamientos, emociones, recuerdos, sensaciones físicas…), lo cual se manifiesta en acciones que van dirigidas a evitar/controlar dichas experiencias, intentando alterar tanto la forma o frecuencia de éstas, como las condiciones que las generan.

Con todo lo anterior, el trabajo terapéutico desde ACT consiste en el abordaje de cada uno de los seis ejes del hexaflex representado en la figura, la cual ha sido tomada de Hayes, Luoma, Bond, Masuda y Lillis (2006), utilizando para ello distintas técnicas, que hacen especial hincapié en el trabajo experiencial por parte de los pacientes. Es decir, no se trata tanto de enseñarles la teoría como de guiarlos para que sean ellos mismos quienes vivan en primera persona sus propias emociones y sensaciones, así como los cambios que van surgiendo en éstas a lo largo de la terapia.

¿Cómo conseguir una mejor calidad de vida?

De acuerdo con ACT, la calidad de vida es óptima cuando se dan unas condiciones que facilitan la flexibilidad psicológica. Esta flexibilidad está basada en seis procesos fundamentales que funcionan de manera conjunta y que forman parte del denominado “hexaflex”: estar en el presente, valores, acción comprometida, el YO como contexto, desmantelamiento/defusión del pensamiento y aceptación.

Condiciones para la

FLEXIBILIDAD

PSICOLÓGICA

Como queda reflejado en la Figura 2, tomada de García-Higuera (2006), todos los procesos del hexaflex están relacionados e interconectados, de modo que si alguno de ellos falla, esto afectará al proceso global .

Estar en el presente

Valores

Acción comprometida

"Yo" como contexto

Defusión del pensamiento/cognitiva

Aceptación

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Tal y como el propio nombre lo explica, la puesta en marcha de este proceso nos invita a centrar nuestra atención en el aquí y el ahora, pero nos invita a hacerlo de una forma totalmente receptiva y con un verdadero interés hacia lo que ocurre en “este” momento, el momento presente.

Son direcciones vitales elegidas que proporcionan motivación e inspiración, constituyen guías para la acción, dan sentido a la vida y son diferentes a las metas y objetivos porque son más abstractos y más globales.

Este proceso se refiere concretamente a la necesidad de establecer metas específicas guiadas por los valores elegidos y a la importancia de involucrarnos en acciones efectivas para alcanzarlas.

El yo como contexto o yo “observador” se refiere al sentido trascendente del ser entendido como la esencia de lo que somos, que es permanente, imperturbable y que está siempre presente, siendo impermeable al daño. Desde esta perspectiva, es posible experimentar en directo el hecho de que no somos nuestros pensamientos, sensaciones, emociones, impulsos o recuerdos, sino que somos algo más que el conjunto de todos ellos. Estos fenómenos cambian continuamente y son aspectos periféricos de nosotros, pero no son los que definen nuestra esencia más profunda.

A través de este proceso podemos aprender a observar los recuerdos, imágenes y pensamientos simplemente como lo que son (elementos del lenguaje y nada más), frente a lo que aparentan o “dicen” ser cuando invaden nuestra mente (reglas a cumplir, situaciones o eventos amenazantes y verdades objetivas e infalibles).

Se define como la apertura a experimentar aquellas sensaciones, emociones y demás experiencias privadas indeseadas, dándoles la bienvenida y dejando de luchar contra ellas para eliminarlas.

TU ELIGES TU VIDA l TERAPIA PSICOLÓGICA EN MADRID
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