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Carta a los padres y madres del siglo XXI


¿Eres madre o padre en esta época en la que estamos DESBORDADOS de información por todos los medios y redes sociales que existen? ¿Te pasa que ya no sabes de todo lo que lees y escuchas a qué hacerle caso y a qué no? ¿Qué es lo que está “BIEN” y qué es lo que está “MAL” en la crianza? ¿Y te parece que ningún curso, webinar o publicación con consejos que lees o buscas es suficiente para tener claro lo que “deberías” hacer con tus hijos? Pues si respondes que sí a alguna de estas preguntas, esta carta es para ti! 

Hoy queremos decirte que te entendemos, y que sabemos que el camino de la crianza no es un camino fácil. Y que no existe una ÚNICA respuesta correcta a todas las dudas que en este sentido te pueden asaltar. 

Por ello, queremos compartir contigo algunas ideas clave que quizás te puedan servir para empezar a entender algo mejor esa dinámica padres-hijos en la que -como es natural- muchas veces nos sentimos completamente perdidos. 

¿Has escuchado hablar del Círculo de Seguridad? ¡Si no lo has hecho, no pasa nada! Aquí estamos para contártelo. 


Conozcas o no esta teoría, SEGURO que has leído/escuchado o alguien te ha contado algo sobre el famoso APEGO: esa palabra que parece que está en todos los sitios y que está “de moda”. Pues bien, ¿A qué se refiere esto del apego? Una forma simple de explicarlo es: la manera en la que aprendemos a relacionarnos desde que somos bebés: ese vínculo importante y necesario que se establece inicialmente entre un bebé y sus padres o cuidadores. Importante, porque es la primera forma de relación que aprendemos y que luego va a afectar, marcar o condicionar la manera en la que nos relacionamos con otras personas a lo largo de la vida y, necesario, porque como seres humanos DEPENDIENTES que somos, requerimos de otro para poder sobrevivir y conocer el mundo. 

¿Y por qué te contamos esto? Porque la base del Círculo de Seguridad tiene que ver justo con esta relación y con la manera en la que nos desenvolvemos -padres e hijos- en ella. 


 

Así, podemos destacar las 3 partes principales del círculo: las manos, la parte de arriba del círculo y la parte de abajo del círculo. Y te lo adelantamos: todas tienen que ver con NECESIDADES básicas que tienen los niños (todos). Necesidades, en este caso, relacionadas con lo afectivo-emocional. 


  • Las manos: ¿Ya te haces una idea de QUIÉN representa las manos en el círculo? ¡Pues sí! ¡Eres tú! Como madre o como padre, ser las manos en el círculo tiene que ver con ser esa CASITA que todo niño necesita. Porque cualquier niño (y recuerda que tú también lo fuiste una vez), necesita tener una casita de la que poder salir a jugar, explorar y conocer el mundo, y también a la que poder volver cuando se acaba la hora de explorar. Las manos indican que los niños necesitan SER SOSTENIDOS.

 ¿Puedes recordar cómo han sido las manos que te sostenían-si lo han hecho- a ti mientras crecías? ¿Y puedes pensar en cómo sostienes -o no- a tus hijos a día de hoy? Y es probable que aparezcan recuerdos o sensaciones, algunos agradables y otros, no tanto. Porque, a veces, ser esa CASITA puede ser o parecer fácil, pero lo cierto es que siempre hay situaciones en las que la historia se complica. Si es así, ¡Bienvenid@! ¡No estás sol@ en esto!


  • La parte de arriba del círculo: esta parte del círculo tiene que ver con la necesidad de EXPLORACIÓN. ¿Y qué significa esto? Pues bien: esto de querer meter los dedos en el enchufe; descubrir lo aparentemente divertido que es tirar la comida o la cuchara al suelo; o intentar trepar un árbol, no son cosas que los niños hagan por fastidiar a sus padres. Es decir, lo que ocurre en realidad es que todos los niños nacen con una necesidad de conocer el mundo que les rodea para poder aprender, crecer y desarrollarse en él. Y el idioma que los niños hablan para explorar el mundo es el JUEGO. Si te fijas bien -o lo recuerdas-, te darás cuenta de que, por lo general, los niños tienen siempre muchas ganas y necesidad de jugar, porque es su manera principal de relacionarse con lo que les rodea. Y, como adultos, muchas veces perdemos la práctica o nos olvidamos de lo importante que es jugar…¿Igual ha pasado mucho tiempo desde la última vez que lo hiciste? Te dejamos con la pregunta para que reflexiones sobre ello. 


  • La parte de abajo del círculo: en esta parte del círculo, la necesidad estrella es la necesidad de APEGO. Y, aunque ya te dimos una pequeña explicación para entender mejor el concepto, creemos que hay una forma aún más gráfica y clara de decirlo. ¿Recuerdas cuando hablábamos hace un par de párrafos de la casita? Pues en la parte de abajo del círculo, la casita -esas manos que veíamos- tiene que ser un REFUGIO SEGURO para los niños.  

Es decir, a un niño no le basta con salir a jugar y explorar el mundo. Para completar el círculo, es fundamental para ellos saber, y sobre todo SENTIR, que cuando algo ocurra en esa exploración -sea bueno o malo-, siempre van a tener un sitio al que volver con mamá y papá como refugio para sentirse seguros; a salvo. Por ello es importante aprender, como padres, a convertirnos en ese lugar seguro. ¿Y qué significa esto? Que el refugio en este caso no es solo un lugar físico. No vale únicamente con que papá y mamá estén en casa cuando el niño vuelve. Lo más importante es saber y preguntarnos como padres: “¿De qué forma estoy para mis hijos -si es que realmente estoy- cuando vienen a buscar en mí refugio y consuelo?”; “¿Cómo respondo a lo que me dicen, a lo que hacen, a lo que sienten?”; “¿Estoy cómodo con todas las emociones de mis hijos o hay algunas que me incomodan?” …de nuevo, con estas preguntas solo queremos invitarte a reflexionar. Seguro te han venido muchas cosas a la cabeza y es probable que surjan nuevas dudas. Y si es así, te volvemos a recordar que esto no te pasa solo a ti!


 

Entonces: mamá, papá, ¿Te ha quedado un poco más claro esto del Círculo de Seguridad? Antes de despedirnos, recapitulemos. Estas son las 3 ideas que queremos que te lleves:


  1. Hazte preguntas sobre la relación con tus hijos: siempre es el mejor punto de partida para dar bienvenida a los cambios. 

  2. Todos los niños necesitan y quieren jugar, y es importante que los padres aprendamos a acompañarlos estando realmente presentes; juguemos con ellos; les ofrezcamos un entorno seguro y, a la vez, les demos autonomía para que se sientan cada vez más capaces de explorar. 

  3. Cuando tus hijos se frustren y no sepan ni ellos mismos lo que les está pasando; cuando algo salga mal en la parte de arriba del círculo o incluso cuando salga todo muy bien y quieran celebrarlo, recuerda que necesitan sentir que hay alguien allí para recibirlos; que les ofrezca un espacio en el que estén seguros y cómodos expresando lo que piensan y sienten (sin juicios); que les consuele si hace falta y que, en última instancia, les ayude a traducir y entender lo que les ocurre por dentro, ya que ellos aún no tienen la capacidad de entenderlo y gestionarlo solitos. 


Y, aunque en la teoría suene todo muy bonito, sabemos que poner todo esto en práctica no es tarea fácil, porque aunque hoy seamos padres, antes hemos sido hijos y hemos aprendido – o no – muchas cosas de forma distinta, que a veces repetimos de manera automática e inconsciente. Por ello, queremos animarte a ver el mensaje que hoy te queremos transmitir en esta carta, al menos como una OPORTUNIDAD para entender las situaciones, a tus hijos y a ti mism@ de una manera diferente que quizás hasta ahora no conocías o no te habías siquiera planteado.

Y si sientes que no sabes por dónde empezar a trabajar en la relación con tus hijos, o crees que necesitas más información al respecto, pedir ayuda siempre es una opción! Y en Tú Eliges Tu Vida podemos acompañarte a hacer el proceso más llevadero.

Recuerda: NO ESTÁS SOL@! 


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