top of page

Se lo que estás pensando...


Elige a una persona a la que conozcas muy bien. Ponte frente a ella y dile que piense un número del 1 al 10 en silencio, mientras tú haces lo mismo. El objetivo es decir en alto el número a la vez cuando cuentes 3 y tratar de coincidir y nombrar el mismo. Como es una persona a la que tratas mucho, será más fácil adivinar qué está pensando, ¿no crees?

Por mucho que conozcas a esa persona, si repitieses el ejercicio 10 veces, ¿crees que coincidiríais en adivinary decir el mismo número en todas las ocasiones? En una alta probabilidad, eso no sucedería, ¿no? Y es que en este ejemplo, tenemos muy claro que es inútil asegurar que el otro está pensando el número que yo creo, por mucho que le conozca, y viceversa. Que los dos coincidamos en pensar lo mismo es bastante complicado.

Sin embargo, y dejando atrás los números, ¿Cuántas veces crees estar prácticamente seguro de lo que están pensando las personas que más quieres? ¿Cuántas veces das por hecho que, cuando hace algo, tiene una determinada intención, y que tú sabes cuál es? Y es que, sin darnos cuenta, hacemos hipótesis sobre lo que piensan y sienten los demás. Y eso nos genera expectativas e influye en nuestro comportamiento con ellos. Lo cierto es que, lo que piensa y siente una persona, sólo puede saberlo ella. Preguntarle antes de sacar conclusiones precipitadas, nos ahorraría muchos malos entendidos.

Pongamos un ejemplo:

Adrián le escribe una whatsapp a María “¿Te apetece ir a cenar a un italiano?” María lo lee y 1h después no le ha contestado. Adrián imagina lo que ella piensa “no tiene ganas de cenar conmigo y no sabe cómo decírmelo, por lo menos podría contestar, es increíble”. Al dar por hecho que tiene razón en su hipótesis, le vuelve a escribir “Si no te apetece, me lo puedes decir”. María lo lee y se desconcierta. Ella no había contestado aún porque estaba decidiendo si prefería ir a un asiático…Y ahora, no entiende por qué Adrián piensa que no tiene interés, así que se lo dice “¿cómo puedes pensar que no me apetece?, estaba dudando en proponerte mejor un japonés”. A lo que Adrián contesta “¿Y por qué no me lo dices?”Y María añade: “no me has dado tiempo”. Que Adrián interpreta como “está pensando que soy un pesado…” Y empieza a dejar de tener ganas de ir a cenar. ¿Cómo crees que acabará la noche?

¿Cuántas veces has creído saber el pensamiento del otro y al aclararlo te ha sorprendido lo diferente que era de tu planteamiento inicial?

En las relaciones con los demás, en líneas generales, ayuda comportarnos como si el otro tuviese una buena intención o, al menos, no una mala. Aunque no conozcas las causas, si reaccionas como si fuesen positivas, estarás influyendo en que la otra persona se sienta cómoda y con confianza y aumentarás la probabilidad de que responda de forma cordial. Y es que, las expectativas no dejan de ser nuestras, al final.

Es decir, cuando nos falta información sobre lo que piensa el otro, es normal que formulemos hipótesis (como en el juego de los números que planteábamos al principio). No pasa nada porque nos imaginemos que el otro piensa mal de nosotros o que no le importamos, o que no tiene interés. El pensamiento es libre y no dejan de ser imágenes mentales. Lo importante es que, salvo que el otro nos diga lo contrario, actuemos “como si”tuviese una razón noble para comportarse como lo está haciendo y, si procede, preguntarle cuál es su visión de la situación.

¿Qué respuesta darías en el ejemplo anterior si fueses Adrián y no dieses por hecho que María no quiere ir?

Entradas destacadas
¡Síguenos en las redes!
  • tueligestuvidamadrid
  • tueligestuvidamadrid
  • tueligestuvidavanessaabrines
Entradas recientes

¡Únete a nuestra newsletter!

No te pierdas ninguna actualización

¿Tienes alguna duda o te gustaría saber más sobre lo que podemos hacer por ti?

TU ELIGES TU VIDA l TERAPIA PSICOLÓGICA EN MADRID
bottom of page