EL AUTOCUIDADO DEL CUIDADOR.
- Tu eliges tu vida
- hace 4 días
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“En caso de descomprensión, recuerden ponerse las mascarillas primero a ustedes mismo”

Si has leído esta frase con voz de asistente de vuelo, enhorabuena, es posible que tengas tu último viaje algo reciente y eso suele ser motivo de celebración. Recientemente, tuve la oportunidad de realizar un breve desplazamiento y esta frase, recitada de manera rutinaria por la persona que pudo asistirnos en el vuelo, quedó resonando en mi cabeza: “Si se produce una descompresión en la cabina, se activarán las máscaras de oxígeno. Coloca la tuya de inmediato y ayuda a los demás pasajeros a colocar la suya si es necesario”. Qué curioso. En la crianza ocurre algo similar: si no respiramos primero nosotros, no podremos ayudar a respirar a quienes dependen de nosotros.
Vaya por delante que este artículo está dirigido a los grandes olvidados de los procesos de terapia. A todas aquellas personas que son “papás y mamás”. Porque, aunque no lo parezca, ser persona es algo que no puede quedar reducido a un solo rol. Y este esfuerzo constante por atender a los demás, aun a costa de olvidarnos de nosotros en el proceso, no es gratuito: los padres y madres suelen experimentar altos niveles de estrés, lo que acaba afectando a su salud mental y emocional.
Pero el impacto no se queda ahí. Cuando el agotamiento emocional se acumula, la calidad del vínculo con los hijos se resiente: aumenta la tensión en casa y, con ello, las conductas problemáticas de los niños. A menudo, este círculo vicioso se agrava por la falta de apoyo o de orientación práctica para afrontar la situación. Por eso es tan importante cuidar también a quienes cuidan.
“Afilar la guadaña… no retrasa la siega!”

Tras un largo día en la oficina, uno puede pensar que es momento de poder descansar. Sin embargo, no son pocos los cuidadores que escuchan en su final de jornada la llamada de auxilio. Con elegancia, desabrochan un botón de la camisa y/o blusa, dejando entrever una “S” roja y dorada. Llega el momento de ser “Superpapás y Supermamás”. Se acabaron los Excel, los balances y las presentaciones. Comienzan las rutas, las extraescolares y las tareas. Así, hasta la última hora del día, cuando por fin grita el director que por fin podemos colgar nuestro super traje. Y entonces… ¿volvemos a empezar?
Cuando nosotros cultivamos de manera ininterrumpida el trabajo y la familia, estamos siguiendo dos direcciones vitales llenas de valor para la persona. Estas requieren, por diferentes razones, de un cultivo constante y firme durante un largo periodo de tiempo. Gratificante, ciertamente. Pero no exento de cansancio.
Este cansancio irá haciendo una mella silenciosa pero constante en nuestro día a día, generando roces y tensiones. Esta mella, aparentemente inofensiva, podrá favorecer la aparición de enfados y malas contestaciones en situaciones a las que normalmente podemos responder con mayor tino. Y es que a menudo se nos olvida que cuidar de los demás empieza por poder cuidarnos a nosotros mismos. Porque nadie puede sostener a otro si no tiene suelo bajo los pies.
“Afilar para segar”

Sin embargo, en un mundo marcado por el ritmo frenético ¿cómo podemos parar? ¿En qué momento se puede disfrutar? Si acaso, cuando acabemos, podemos negociar si la energía lo permite. ¿Verdad? La realidad es que, si no cuidamos estos detalles, podemos comprobar que esto es justo al revés: sólo con una herramienta en buen estado podemos trabajar con eficacia, sin rompernos y atendiendo a nuestro entorno.
La crianza, como el trabajo y la vida, no puede sostenerse a base de desgaste. Necesita pausa y oxígeno.
Cuidarse no es un acto egoísta. Tampoco un capricho. Es, quizás, una forma humana de permitirnos seguir un camino deseado y valiente, pero del que nuestro protagonismo es tan cierto como valiosa es la dirección que seguimos. Y tú, ¿Cuándo fue la última vez que afilaste tu guadaña?
Recuerda que si no sabes cómo gestionar aquello que te puede hacer sentir “oxidad@”, pedir ayuda siempre es una opción, y en Tú Eliges Tu Vida contamos con profesionales ampliamente capacitados para acompañarte.
No estás sol@.
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