top of page

Castigo, castigo… ¿Qué hacemos contigo?


¿Te encuentras día sí, día también castigando a tus hijos, sin ver ningún cambio ni mejora en su comportamiento? ¿Y te pasa que entonces te frustras muchísimo, y esto hace que entres en el círculo vicioso de hacer cada vez peores los castigos y aún así, notar que cada vez funcionan menos? Si te identificas con algo de esto, sigue leyendo, ¡Porque esto es para ti!

A lo largo de los años el método de crianza estrella ha sido el castigo. Pero ¿Es realmente efectivo o produce algún cambio en el niño? 

Cada vez existe un mayor interés por parte de los padres en un estilo de crianza respetuoso, pudiendo ser de gran ayuda ampliar la mirada a contemplar un método alternativo al castigo. En este caso en particular nos referimos a “las consecuencias” y…¿A qué llamaríamos consecuencias y por qué realmente puede ser una estrategia eficaz?

Lo cierto es que la idea de las consecuencias tiene que ver con que éstas aparecen o pueden aparecer de una manera más natural tras el comportamiento, pueden ser consensuadas y tienen una lógica que el niño podrá comprender mejor. Por ejemplo: “si afuera está lloviendo y no llevas el paraguas, te vas a mojar” o, “si no tienes todo preparado para salir a tiempo, vas a perder la ruta y no vas a llegar a la clase; te la vas a perder”. Son hechos. En cambio el castigo aparece de una manera totalmente inconexa. Es decir, muchas veces no existe una coherencia entre aquello que el menor ha hecho “mal” y el “remedio” que les planteamos para “solucionar” o, mejor dicho, “hacerles pagar” por lo que han hecho mal. Aunque pueda ser duro de reconocer, muchas veces este es el enfoque que se asume desde el punto de vista de los padres.  Por ejemplo, “mi hijo de 12 años no quiere recoger, limpiar ni ordenar nada en su habitación. Y por eso, el fin de semana no voy a dejar que vaya a la fiesta a la que le han invitado sus amigos”, o “mi hija ha pegado a su amigo, así que esta tarde ya no le llevaré al parque ni le dejaré ver televisión”. ¿Lo ves? Si prestas atención, comprenderás que este tipo de imposiciones no permiten que el niño pueda establecer una relación entre lo que hace y lo que puede llegar a generar su comportamiento, tanto en los demás como en sí mismo.


 

Entendiendo que lo que los padres quieren es que su hijo pueda aprender a usar otras estrategias de actuación, se podría decir que para conseguirlo, el castigo no parece ser la vía más adecuada. ¿Y por qué? Pues porque en realidad, tras el castigo no se produce un APRENDIZAJE y una COMPRENSIÓN verdadera que lleven a utilizar otras alternativas de comportamiento. Realmente lo que suele generar es miedo, enfado, culpa, vergüenza…y el aprendizaje que se hace desde este lugar no da cabida para la reflexión, curiosidad o exploración genuina de otras formas de comportamiento.

Entonces, si realmente queremos que entiendan y aprendan de verdad y desde un lugar distinto, igual tenemos que plantearnos estrategias también diferentes. Las consecuencias como herramienta nos pueden ayudar en este sentido, pues nos permiten colocarnos en una posición diferente a la hora de enseñar: una posición quizás más cercana, sensata…y, ¿Por qué no? También más amorosa. Y todo ello puede resultar mucho más útil para conseguir el objetivo, ya no únicamente de que aprendan nuevas formas de entender las situaciones y comportarse de manera distinta, sino también de que en ese camino nos podamos sentir más conectados y cerca de ellos. Con este cambio de mirada fortaleceremos la comunicación y vínculo que tan importante es para nosotros los padres.



 

Y seguro te preguntarás: ¿Cómo es esto de las consecuencias y cómo se hace?. Para responderte, a continuación te damos algunas pistas por si te sirven de guía:

Primero, es importante que la consecuencia tenga una relación directa con la conducta que nos parece problemática. Es decir, no puede estar completamente desvinculada de la misma. Por ejemplo, no es lo mismo que castiguemos a nuestro hijo sin salir con sus amigos por no meter la ropa en el cesto de la ropa sucia (si está previamente establecido que esa es una de las tareas que le corresponde hacer), a que, como padres, le expliquemos que, cuando esto pasa una y otra vez y la ropa sucia no está en el sitio en el que debería estar cuando corresponde, igual le tocará a él poner la lavadora con su ropa en otro momento, ya que no ha cumplido con el compromiso establecido. ¿Lo ves? En el último caso, se trata de una consecuencia mucho más lógica, natural y con sentido. 

Segundo, y siguiendo con el ejemplo anterior, debemos comprender que la consecuencia debe ser razonable, no debe ser precipitada, ni demasiado severa.

En tercer lugar, en el momento en el que una consecuencia es irrespetuosa, podríamos decir que se convierte en algo diferente. Sería casi como un castigo disfrazado de “consecuencia”. Es por eso que el uso de palabras ofensivas o “consecuencias”  físicas como pegar, zarandear, etc., no deben ser usados. La violencia no está justificada.

Por último, es esencial que podamos trabajar mucho en la conexión y comunicación con nuestros hijos, para así poder llegar juntos a la comprensión de las situaciones y a las conclusiones que podamos sacar a partir de dicha comprensión. 


 

Si el niño no llega a entender lo que estamos haciendo, y si nosotros tampoco hacemos el ejercicio de entenderle a él de verdad, da igual que le pongamos el nombre de “castigo” o “consecuencia”, porque seguiremos repitiendo todo el rato lo mismo: enfocarnos ÚNICA y EXCLUSIVAMENTE en la conducta que no nos gusta y que queremos cambiar, ignorando toda la valiosa información, y a menudo inadvertida, que nos manifiestan los niños con su comportamiento. Ya de paso te adelantamos que a veces es necesario detenernos a mirar y comprender más allá de lo que vemos a simple vista. Sobre todo si en realidad pretendemos que puedan producirse cambios en la raíz del problema y no solo en lo que nosotros entendemos como el problema.

Creemos verdaderamente que, haciendo un cambio real de enfoque y del lugar desde el que nos relacionamos con nuestros hijos, le podemos dar sentido a estas formas de crianza quizás no conocidas o exploradas hasta ahora.

Te animamos a que pongas en práctica este método y búsqueda conjunta de soluciones padre-hijo, ¿Te atreves a intentarlo? Sabemos que no es fácil, pero te aseguramos que merecerá la pena… y recuerda, si sientes que esta información te resulta abrumadora, o que no sabes por dónde empezar, PEDIR AYUDA SIEMPRE ES UNA OPCIÓN. En Tú Eliges Tu Vida contamos con profesionales capacitados para ayudarte y acompañarte en este duro e interminable (pero también maravilloso) proceso de aprendizaje que es el de la crianza.

No estás sol@! 







Comentarios


Entradas destacadas
¡Síguenos en las redes!
  • tueligestuvidamadrid
  • tueligestuvidamadrid
  • tueligestuvidavanessaabrines
Entradas recientes

¡Únete a nuestra newsletter!

No te pierdas ninguna actualización

¿Tienes alguna duda o te gustaría saber más sobre lo que podemos hacer por ti?

TU ELIGES TU VIDA l TERAPIA PSICOLÓGICA EN MADRID
bottom of page