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Seamos un poco menos positivos


Te invitamos a observar esta charla de TED en la que Susan David nos plantea una idea inesperada: “La positividad es una tiranía y es cruel, malvada e ineficaz. Y nos lo hacemos a nosotros mismos, y se lo hacemos a los demás.”

A muchos les podrá sorprender que una cualidad tan popular y envidiada pueda ser considerada tan destructiva por una psicóloga, sin embargo, tenemos que decir que estamos de acuerdo. La razón es que vivimos en la era de “Mr. Wonderful” donde solo lo agradable es bienvenido y lo que duele o incomoda lo enterramos.

Pero no culpemos a la positividad,ya que el problema real parece ser la forma que tenemos de entenderla. ¿Podría ser que estemos ‘abusando’ de su uso?

Para la psicología, la positividad es la tendencia a tener pensamientos e ideas positivas sobre uno mismo, la vida y el futuro. ¿Eso es malo? ¡Definitivamente no! Es importante que dentro de nuestro concepto sobre el mundo y de nosotros mismos existan ideas positivas, siempre y cuando sean parte de una visión realista y completa de lo que nos pasa o de lo que ocurre a nuestro alrededor. Y seamos honestos, la realidad de la vida es que ésta en muchas ocasiones duele.

El problema de lo positivo lo encontramos cuando se utiliza como una forma de evitar la realidad. Al forzarla, la actitud positiva se vuelve como una venda en los ojos que nos ayuda a escapar un rato de lo que no queremos ver o sentir, con lo cual dejamos de enfrentarnos a nuestros problemas y las emociones asociadas a los mismos.

Durante la charla, Susan David nos invita a desarrollar agilidad emocional, una habilidad que describe como la capacidad de observar y aceptar las emociones para adoptar soluciones creativas ante nuestros problemas. Pero, ¿dónde está el límite entre ser un positivo falso y mostrar una actitud positiva pero resolutiva? Imaginemos el siguiente escenario:

Una persona pierde su trabajo que representaba su único ingreso y del cual vive su familia. Objetivamente,podemos decir que es un acontecimiento desagradable y que constituye un problema real. Veamos las distintas reacciones que se puede tener ante una misma situación y cómo estas afectan el resultado.

Respuesta con positivismo falso: La persona se dice ‘no pasa nada, ya encontraré otro’. Evita llorar o preocuparse, no se desahoga connadiey,cuando le preguntan cómo se encuentra,responde ‘bien’. Comienza a buscar trabajo,pero se siente abrumado y confundido, aunque sigue actuando como si todo estuviera bien y se repite que ‘no es nada’. Tiene dificultades para conciliar el sueño y padece dolores de cabeza.

Respuesta con negativismo: La persona se dice ‘esto es lo peor que me podría haber pasado. Jamás encontraré un nuevo trabajo. Soy un fracaso’. Se encuentra de muy mal humor y no le apetece buscar trabajo. Rechaza la tristeza y la ansiedad que siente e intenta quitársela culpando a otros, durmiendo o distrayéndose con la televisión. Se queja constantemente y se lamenta por su situación.

Respuesta con agilidad emocional: La persona se dice ‘la verdad es que es una situación muy difícil, siento mucho enfado y estrés’. Acepta la realidad y reconoce las emociones que siente. Por otro lado, piensa cómo puede hacer para conseguir un nuevo empleo y se pone en marcha para conseguirlo. Toma en cuenta sus cualidades y debilidades, potenciando las primeras y corrigiendo las segundas. Además, acude a sus seres queridos para pedir apoyo y desahogarse. Mantiene una actitud motivada y se dice que con esfuerzo seguro encontrará soluciones.

Estos tres ejemplos pueden parecer radicales, y la verdad es que existen tantas posibles respuestas como personas. Lo común es que pasemos por distintas etapas cuando nos enfrentamos a un proceso doloroso y que vayamos desarrollando estrategias de acuerdo a nuestras posibilidades y nuestro momento vital. La mayor diferencia entre una respuesta que nos lleva a encontrar una solución al tiempo que cuidamos nuestro bienestar, y una que no nos lleva a soluciones o nos cuesta nuestro bienestar, se encuentra en la forma en la que abordamos las emociones y la aceptación/negación de la realidad que tenemos delante.

Te dejamos algunas ideas concretas de cómo puedes enfrentar tus emociones de un modo ‘ágil’.

1. Si el problema tiene solución, trabaja en ello. Si el problema no tiene solución no es problema, es una realidad: acéptala. Cuando la realidad no nos gusta, pasamos mucho tiempo luchando contra ella, generalmente porque rechazamos la emoción que nos genera. Hay hechos en la vida que no podemos modificar y debemos aceptarlos. Lo que sí podemos trabajar es nuestra actitud ante los mismos y las emociones que nos producen. ¡Deja de pelearte con el hecho, observa tu emoción y encuentra alternativas!

2. Nombra las emociones. Susan David habla de la importancia que tiene aprender a nombrar nuestras emociones con precisión. No está demás mirar una lista de emociones, las posibilidades son infinitas y cada emoción nos dice algo distinto. Si sabemos qué sentimos, conoceremos el mensaje que nuestro cuerpo nos está dando.

3. Acostúmbrate a estar cómodo estando incómodo. Una de las razones por la cual rechazamos una emoción es porque trae consigo sensaciones desagradables o incómodas. En Tu eliges tu vida enseñamos a nuestros pacientes a identificar estas sensaciones para que aprendan a aceptarlas.

4. No intentes encontrar la salida rápida. Entendemos que en momentos de dificultad nuestro primer instinto sea escapar. Sin embargo, las emociones nos proporcionan información sobre lo que necesitamos, de modo que al ignorarlas estamos perdiendo la oportunidad de conocernos mejor. Observa tu emoción y acepta su presencia.

5. No eres tus emociones, tus emociones son tuyas. El mensaje de tu emoción no debe ser tomado siempre como una instrucción. Es decir, el hecho de que sintamos algo no quiere decir que tengamos que actuarlo. Lo primero es reconocer y aceptar lo que sientes, para después decidir tu plan de acción. De este modo no vas a abandonar a tus hijos en la calle por más que tu frustración te pida que huyas de ellos, pero sí te vas a dar cuenta de que cuando se están peleando te sienta mal y podrás buscar una estrategia para afrontarlo.

6. Adopta una nueva actitud ante las emociones. Recuerda la última vez que experimentaste una emoción desagradable, ¿cuál fue tu actitud ante esta?. En la charla, Susan David sugiere que observemos las emociones con curiosidad, compasión y valentía. En Tu eliges tu vida hacemos ejercicios que permiten que observemos de este modo las emociones y enseñamos a nuestros pacientes a entrenar su cuerpo para que pueda tener lugar una aceptación incondicional de las mismas.

Nuestro bienestar emocional depende de nosotros mismos, recuerda que TÚ ELIGES TU VIDA. Si tienes alguna duda o comentario sobre lo que hemos dicho te animamos a contactarnos.

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